Página:Tragedias de Sófocles - Leconte de Lisle (Tomo I).djvu/183

Esta página no ha sido corregida
179
Antígona

hecho no me aflige. Y si te parece que he procedido locamente, quizá soy acusada de locura por un insensato.

El espíritu inflexible de esta joven procede de un padre semejante á ella. No sabe ceder á la desgracia.

Sabe, sin embargo, que estos espíritus inflexibles son dominados con más frecuencia que otros. El hierro más sólidamente forjado al fuego y más duro es el que ves romperse con más facilidad. Yo sé que los caballos fogosos son reprimidos con el menor freno, porque no conviene tener un espíritu orgulloso á quien está en poder de otro. Esta sabía que obraba injuriosamente atreviéndose á violar leyes ordenadas; y ahora, habiendo llevado á cabo el delito, comete otro ultraje riéndose y gloriándose de lo que ha hecho. ¡Que no sea yo un hombre, que sea uno ella misma, si triunfa impunemente, habiendo osado una cosa tal! Pues, aunque haya nacido de mi hermana, aunque sea mi más próxima pariente, ni ella ni su hermana escaparán á la suerte más afrentosa, porque sospecho de esta última, no menos que de ella, que ha realizado ese enterramiento. Llamadla. La he visto en la morada, fuera de sí y como insensata. El corazón de los que urden el mal en las tinieblas suele denunciarles antes que todo. Ciertamente, odio al que, sorprendido en el delito, se precave con buenas palabras.

¿Quieres hacer más que matarme, habiéndome prendido?

Nada más. Teniendo tu vida, tengo todo lo que quiero.

¿Qué tardas, pues? De todas tus palabras ninguna me agrada, ni me podría agradar nunca, y, del mismo modo, ninguna de las mías te agrada más. ¿Puedo apetecer una gloria más ilustre que la que he adquirido colocando á mi hermano bajo tierra? Todos éstos dirían que he hecho bien,