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Antígona

Tú has dado la vida por el afán del dinero.

¡Ah! Es una desgracia, cuando se sospecha, sospechar falsamente.

Argumenta tanto como quieras contra la sospecha, pero si no reveláis quiénes han hecho eso, aprenderéis, habiéndolo experimentado, que los males son engendrados por las ganancias inicuas.

En verdad, deseo ardientemente que se encuentre al culpable; pero, sea ó no descubierto, y al destino toca decidir de ello, no me verás volver aquí. Efectivamente, salvado ahora contra lo que esperaba y creía, debo dar mil gracias. á los Dioses.


Estrofa I

Muchas cosas son admirables, pero nada es más admirable que el hombre. Es llevado por el Noto tempestuoso á través del sombrío mar, en medio de las olas que braman en torno suyo; domina, de año en año, bajo las cortantes rejas del arado, á la más poderosa de las Diosas, Gea, inmortal é infatigable, y la voltea con ayuda del caballo.

Antistrofa 1

El hombre, lleno de destreza, envuelve, en sus redes de cuerdas construídas, la raza de las ligeras aves y las bestias salvajes y la generación marina del mar; y esclaviza con sus ardides la bestia feroz de las montañas; y pone bajo el yugo al caballo de largas crines y al infatigable toro montaraz, y les obliga á doblegar el cuello.

Estrofa II

El se ha dado la palabra y el pensamiento rápido y las leyes de las ciudades, y ha puesto sus moradas al abrigo de