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Sófocles

lante; y sabe que, si tú tienes, nosotros te tenemos, y que la fortuna ha prendido á quien quería prender. Los bienes adquiridos por la iniquidad y la astucia no son estables. No tendrás á nadie en tu favor en esto, porque comprendo, por esa audacia que hay en ti ahora, que no te has entregado sin hombres y sin armas á esta mala acción, sino que no la has emprendido mas que estando seguro de algún apoyo. Importa que me preocupe de ello, á fin de que esta ciudad no sucumba bajo un solo hombre. ¿No comprendes? ¿Y piensas que son vanas las palabras que oyes y las que has oído cuando meditabas eso?

No responderé aquí nada á lo que dices; pero, en nuestras moradas, ya sabremos lo que haya que hacer.

Avanza, y amenaza cuanto quieras. Pero tú, Edipo, quédate aquí tranquilo, y ten la seguridad de que no cesaré de obrar, á menos que muera, antes de haberte hecho dueño de tus hijas.

¡Que seas feliz, Teseo, por tu corazón generoso y por los cuidados justicieros y benévolos que tienes para nosotros!


Estrofa I

Quisiera estar allí donde se encuentran los hombres llenos del resonante Ares de bronce, sea cerca de los altares píticos, sea sobre esas riberas resplandecientes de antorchas, en donde las Dueñas venerables revelan los misterios sagrados á aquellos de los mortales cuya boca ha cerrado la llave de oro de los Eumólpidas. Allí, Teseo hábil en el combate y las dos hermanas virginales van á combatir felizmente, á lo que pienso, en este país.

Antistrofa 1

Y quizá al occidente de la nevada Roca, fuera de los prados de Ea, avancen combatiendo, arrastrados por sus caballos y por sus carros que huyan rápidamente. Creón será domeñado. El Ares de los habitantes del país es terrible y