Página:Tragedias de Sófocles - Leconte de Lisle (Tomo I).djvu/140

Esta página no ha sido corregida
136
Sófocles

Soy arrastrada á la fuerza. No puedo. ¿No os la llevaréis? SÓFOCLES


¡Oh hija, tiéndeme las manos!


¡Oh qué desgraciado soy! ¡Desgraciado!

No creo que camines en adelante con ayuda de esos dos sostenes. Pero, puesto que quieres prevalecer sobre tu patriay sobre tus amigos, á quienes yo obedezco, aunque rey, sé, pues, vencedor. Más tarde, en efecto, lo sé, te convencerás de que obras ahora contra ti mismo, como lo has hecho ya, pesar de tus amigos, cediendo á una cólera que es funesta siempre para ti.

Quédate aquí, extranjero. ¡Que nadie me toque! ¿Qué meditas?

No permitiré, por cierto, que partas, habiéndote apoderado de éstas.

Bien pronto reclamarás á mi ciudad una prenda más grande, porque no pondré la mano sólo sobre ellas.


Me apoderaré de este hombre y me le llevaré.