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Sófocles

de tu padre? ¿Mataste?

¡Ah! ¡Dioses! Me causas herida sobre herida. Maté; pero tengo... ¿Qué tienes? SÓFOCLES

¿Cuál?



algún derecho al perdón.


Lo diré. Herí, en efecto, y maté; pero, con arreglo á la ley, soy inocente, porque no preveía lo que hice.

He aquí que viene nuestro rey, Teseo, hijo de Egeo, que acude á tu llamamiento.

Numerosas frases me habían ya hecho conocer las llagas sangrientas de tus ojos, y te reconocía más todavía, ¡oh hijo de Layo! por lo que he oído en el camino. En efecto, tus vestidos y tu faz lamentable me revelan quién eres. Quiero, lleno de piedad por ti, desgraciado Edipo, oir lo que nos suplicáis que os concedamos, la ciudad y yo, á ti y á tu desdichada compañía. Di lo que quieres. Será, ciertamentebien difícil el servicio que te rehuse. Me acuerdo de que, lo mismo que tú, he sido criado como extranjero, y he sufrido grandes é innumerables peligros para mi cabeza lejos de mi patria; de suerte que no rehusaré jamás venir en ayuda de un extranjero, tal como tú eres ahora. Sé que soy hombre, y que la luz de mañana no es más cierta para mí que para ti.