Página:Tragedias de Sófocles - Leconte de Lisle (Tomo I).djvu/125

Esta página no ha sido corregida
121
Edipo en Colono

Ciertamente, les hemos oído. ¿Qué nos mandas hacer?

En verdad, yo nada puedo. Me lo impide un doble mal, la falta de fuerzas y la ceguera. ¡Que una de vosotras se encargue de ello y lo haga! Creo que, para cumplir esas expiaciones, una sola alma, si es benévola, vale por otras mil. Así, pues, apresuraos, comenzad y no me dejéis solo, porque mi cuerpo abandonado no podría avanzar sin conductor.

Yo iré á cumplir esos sacrificios; pero querría saber dónde he de encontrar lo que es necesario.

En esa parte del bosque, extranjera. Si careces de alguna cosa, se te indicará.

Iré, pues. Tú, Antígona, guarda aquí á nuestro padre. Es preciso no evocar el recuerdo de los trabajos que se han tomado por los padres.


Estrofa 1

¡Duro es despertar un mal apaciguado hace mucho tiempo, ¡oh extranjero! Sin embargo, deseo saber...

¿Qué?

cuál es el dolor lamentable é irremediable de que sufres.

Por tu hospitalidad, ¡oh bonísimo! no descubras acciones vergonzosas.

Deseo conocer con certeza, extranjero, lo que la fama ha extendido y no cesa de extender.