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Edipo, rey

No tengo por costumbre decir lo que no pienso.

Llévame, pues, de aquí.

Ven, pues, y deja á tus hijas.

Te conjuro que no me las quites.

No quieras tenerlo todo. Lo que has poseído ya no ha hecho tu vida feliz.

¡Oh habitantes de Tebas, mi patria, ved! ¡Este Edipo que adivinó el enigma célebre, este hombre poderosísimo que no sintió jamás envidia de las riquezas de los ciudadanos, por qué tempestad de miserias terribles ha sido derribado! Esto es para que, esperando el día supremo de cada uno, no digáis jamás que un hombre nacido mortal ha sido dichoso, antes que haya llegado al término de su vida sin haber sufrido.