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EL NIÑO MUERTO
¡Duerme, duerme, criatura!
Del regazo maternal
Ya no esperes la dulzura,
Sino olvido y paz segura
En el nicho sepulcral.
¡Ay, á cuántos ha faltado
La esperanza de salud,
Que pudiendo, de buen grado
Compartieran ese estado
De inocencia y de quietud!
Formará la tierra leve
Nido herboso para ti;
Nacerán por cima en breve
Florecillas, y la nieve
Caerá en copos blanda allí.
¡Paz, silencio! Se retira
El calor del corazón.