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XXIV
INTRODUCCIÓN

No todas las piezas que en este tomo se contienen traducidas son de igual mérito. El haber resultado el libro formado, digámoslo así, por sí mismo, me exime de la obligación de presentar en él muestras precisamente escogidas de literaturas extranjeras. Por otra parte, las predilecciones de los que hablan la lengua de un autor, difieren de ordinario del criterio de los que á otro idioma le traducen, ya porque el mérito especial de algunas poesías se identifica con cierta magia de expresión, difícil de percibir para el extranjero, y aun más difícil de reproducir, si logra percibirla; ya porque cada lengua tiene su riqueza propia, no sólo de expresiones sino de ideas; y puede bien un poeta sacar del fondo del sentimiento popular conceptos ó puntos de vista que para sus compatriotas son vulgares, y para el alienígena nuevos y originales. Finalmente, poesías hay famosas, que imponen respeto y temor de tocarlas; y otras que, no por mejores, sino por circunstancias especiales, convidan


    abandonné pour y mêler, selon ma coutume, des morceaux de Virgile et d'Horace et d'Ovide, et tout ce qui me tombait sous al main, et souvent aussi pour ne suivre que moi." En medio de esta libertad detiénese á las veces el poeta á repetir, á porfía con el autor original, con exquisita diligencia, toques y rasgos felices: "Il me semble qu'il n'est guère possible de traduire autrement ni mieux que je ne l'ai fait ce second vers..." "Ce vers et ceux qui suivent ne valent peut-être pas tous ensemble les deux vers de Properce..." "J'ai imité, autant que j'ai pu, ces vers divins d'Ovide..." "Les quatre vers aprés les des suivants sont traduits de ce bel endroit des Georgiques... Je n'ose pas écrire mes vers aprés ceux-là..."

    En todos estos casos el imitador aparece como escrupuloso y elegantísimo traductor.