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EL CINCO DE MAYO

Podéis avasallar, señor del mundo,
El Asia infiel y la cristiana Europa ;
Mas no podrán ejércitos ni naves
Quitar á Dios del porvenir las llaves.


XV

EL CINCO DE MAYO



¡Murió! Cual sin el ánimo
Grande que le ha regido,
Su cuerpo inmóvil quédase
Dado el postrer latido,
Así la tierra, atónita
Con la noticia está.
Piensa en las horas últimas
Del adalid, y calla
Dudando que en el hórrido
Polvo de la batalla
Otro varón tan ínclito
La huella estampe ya.

Enmudecí yo viéndole
En trono refulgente: