Página:Traducciones poeticas.djvu/16

Esta página ha sido validada
XIV
INTRODUCCIÓN

ción realmente completa), hizo por primera vez en España, que yo sepa, oportunas aunque rápidas indicaciones sobre dos puntos importantes, á saber: la armonía que han de guardar los conceptos con las pausas de la versificación, torpemente descuidada por Conde en sus versiones de Anacreonte, y la necesidad de vaciar las estrofas originales en autorizado á la vez que proporcionado molde, como es el clásico terceto, para reproducir exactamente, sin estrechez ni redundancia, el contenido del dístico griego ó latino, y el romance de versos octosílabos ó más cortos, con pausas bien marcadas, para reproducir la ligera ó florida anacreóntica. Otras veces sucede que por las geniales condiciones de una ú otra lengua, la perfecta equivalencia métrica se hace inasequible, y Castillo no tocó estas dificultades, porque los autores que tradujo no las ofrecían. Ni ha podido aclimatarse en castellano, ni se aclimatará ya seguramente, un verso largo que corresponda al exámetro greco-latino, cuyo contenido se reproduciría, con bastante exactitud en castellano, en un endecasílabo y medio. El endecasílabo suelto, ó no rimado, propicio á la fiel traslación de los conceptos, sólo se sostiene bien en trozos de poca extensión, en breve agota sus recursos, y á la larga carece de fuerza, variedad y armonía; fuera de que en los trozos en que la poesía original se mueve en una región media, sin adornos líricos ni brillante fraseología, el verso libre, falto de este auxilio, aparece descolorido y prosaico. La silva, mejor que el verso suelto en toda obra larga, alcanza alto grado de armonía, y halaga el oído por la variada y graciosa disposición de las rimas,