Y la rosa: — ¡Tumba oscura
De cada lágrima pura
Yo un perfume hago veloz.
Y la tumba: — ¡Rosa ciega!
De cada alma que me llega
Yo hago un ángel para Dios.
Espejo de agua es amor
Do se asoma la coqueta
Para deslumbrarse inquieta
Con su propio resplandor.
Al verse en él la virtud
Se pule más y embellece,
Borrando cuanto envilece
Su angélica pulcritud.
Mas.... desciende un poco el pie,
¡Se resbala! — ¡Era un abismo!
¡Quebró el espejo uno mismo
Y del agua al fondo fue!
Amiga, mi voz no aboga
Por el amor: es un río
Do el niño llega con brío,
Se ve, se mete y se ahoga.
¡No insulten vuestros labios a la mujer caída!
¡Quién sabe a qué arduo peso sucumbió desvalida!
¡Quién sabe cuántos días el hambre combatió!
Y todos hemos visto de esas desventuradas
Asirse heroicamente, con manos extenuadas,
De su virtud que un ábrego maléfico asaltó.