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Ricardo Palma

«Exemo. Sr. libertador D. Simón Bolívar: Como amante de la gloria, aunque vencido, no puedo menos que felicitar á vuecelencia por haber terminado su empresa en el Perú con la jornada de Ayacucho. Con este motivo tiene el honor de ofrecerse á sus órdenes y saludarle, en nombre de los generales españoles, su afectísimo y obsecuente servidor que sus manos besa—José de Canterac.—Guamanga á 12 de diciembre de 1824.»

VII

A las dos de la tarde. fatigado por la sangrienta al par que gloriosa faena del día, llegó el general Miller á la puerta de la tienda de Sucre, donde sólo encontró al leal asistente.

—Pancho—le dijo el alegre inglés,—dame un traguito de algo que refresque y un bocado para comer.

El asistente le contestó:

—Mi general, dispense usía si no le ofrezco otra cosa que lo mismo de ayer: un sorbo de aguardiente, pan, queso y raspadura.

—Hombre, guardate la raspadura y tráeme lo demás, que para raspadura basta con la que hemos dado á los godos.