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Tradiciones peruanas

doble carga de pólvora á su arma, y al pasar por la esquina de la Alcantarilla pin! hizo su tiro.

Aquí cedo la palabra al cronista del Suelo de Arequipa convertido en cielo, porque hay cosas que yo no sé cómo contarlas.

«Reventó el cañón del arcabuz y le voló un brazo que, por el aire, dió el golpe en el mismo lugar en que fijó el libelo, donde por muchos días dejó rubricada con su sangre la ejemplar sentencia de su castigo.» Después de lo copiado, no me queda más que decir: «apaga y vámonos, añadiendo que esta tradición es muy popular en Arequipa.

Y no me digan que no: así me la refirieron: si los cronistas mintieron no tengo la culpa yo.

BATALLA DE FRAILES

La fama de mansedumbre que disfrutan los hijos del seráfico, nada tiene de legítima, si nos atenemos al relato de varios cronistas, así profanos como religiosos. Lean ustedes, y diganme después si los franciscanos han sido ó no gente de pelo en pecho.

En 1680 llegó á Lima fray Marcos Terán, investido con el carácter de comisario general, á fin de poner en vigencia la real cédula que ordenaba la alternabilidad en la guardianías; es decir, que para un período había de nombrarse un fraile criollo ó nacido en América, y para el siguiente un hijo de los reinos de España Esta justa y política disposición del monarca levantó entre los humildes franciscanos la misma polvareda que en las otras religiones. El padre Terán era hombre de no volverse atrás por nada; y en la noche del 10 de julio los seráficos penetraron tumultuosamente en su celda, y lo amenazaron de muerte si no daba por válida la elección que ellos, por sí y ante sí, acababan de hacer en la persona del padre Antonio Oserín. Revistióse el comisario de energía, pidió auxilio de tropa al arzobispo virrey Liñán de Cisneros, metió en la jaula al electo y á los principales motinistas, y sin dar moratorias los despachó desterrados á Chile en un navío que casualmente zarpaba al otro día para Valparaíso.

Con este golpe de autoridad creyó fray Marcos haber cortado la cabeza