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Tradiciones peruanas

—Quédese, ilustrísimo señor, que estamos en la baticola del mundo y tiempo habrá corrido para cuando vengan por acá los patriotas, si es que llegan á venir y el virrey no da cuenta al diablo de San Martín y de sus desalmados.

Pero el Sr. Rangel, que no se halagaba con ilusiones y veía claro el desenlace de la lucha, resolvió á fines de 1821 tomar la vía de Tarapoto y embarcarse en el Huallaga con rumbo al Pará. Padilla quedó gobernando la diócesis; mas á poco persuadióse también de que la causa de la monarquía era causa perdida, y no queriendo cambiar de casaca ó de sotana, dirigióse á la metrópoli.

El viaje del Sr. Sánchez Rangel fué fatalísimo, y gracias que libró de morir ahogado. La embarcación que lo conducía volcóse en uno de los pongos que existen entre Tarapoto y Yurimaguas. Su ilustrísima llevabaveinte mil pesos godos encerrados en zurroncitos de cuero. Por más diligencias y trabajos que se emprendieron para sacarlos del fondo del río, nada pudo conseguirse, y el obispo llegó á España pobre de solemnidad.

Alli lo agració el rey con la gran cruz de Isabel la Católica y dióle posesión de la mitra de Lugo. El Sr. Rangel murió casi octogenario y después de 1840.

¡Cuán cierto es aquello de que nadie sabe para quién trabaja! En 1867 y por uno de esos cambios de curso que suelen tener los ríos, quedó en seco el sitio donde medio siglo antes naufragara su ilustrísima.

Los pescadores del distrito de Chasuta se dedicaron por algunos días á la mejor pesca posible, pues pescaron los veinte mil godos del obispo.

Como patriotas y de la patria nueva, esos muchachos no dieron cuartel á los enemigos, haciendo de ellos chichirimico y no guardando siquiera uno prisionero, De esos veinte mil godos hemos visto algunos, que como reliquias enseñaba un honrado comerciante de Moyobamba.