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Ricardo Palma

En el Cuzco, Arequipa, Guamanga y otras ciudades hacíase en pequeño, para festejar la llegada de nueva autoridad, lo que en Lima para el recibimiento de virrey. Cuenta mi hábil y espiritual discipula Clorinda Mato, en sus Tradiciones (uzqueñas, que en cierta entrada dos damas de la ciudad de los incas, no teniendo ya flores que arrojar, acudieron á los talegos de pesos fuertes, y agotados éstos empezaron á echar á la calle piezas de plata labrada. Y tanto se entusiasmaron las competidoras ó rivales, que una de ellas, á la que no quedaba ya más vajilla, acudió á cierto mueble de uso privado, que era también de plata, y lanzólo con tan poco acierto que descalabró á su merced el personaje de la fiesta. Y ello verdad fué el sucedido, que Clorinda lo comprueba con documentos.

LOS PLANIDEROS DEL SIGLO PASADO

APUNTES

LITERARIOS

Muy difícil era en los pasados siglos la publicación de un libro, ya por lo caro de su edición, ya por la escasez de imprentas. Baste decir en corroboración de este último aserto, que en 1821, al iniciarse la guerra de independencia, solo existían en Lima cuatro oficinas tipográficas, pobrísimas de letra y demás útiles, y que tres de ellas hacían uso de prensas de madera.

La imprenta so introdujo en Lima en 1583, justamente cincuenta años después que en Méjico. Nuestro primer tipógrafo fué el italiano Antonio Ricciardi, natural de Turín, y sus primeras obras tres catecismos de doctrina cristiana en las lenguas aymará y quichua. La segunda ciudad del Perú que tuvo imprenta fué Arequipa, á fines del siglo pasado.

En los tiempos coloniales, únicamente los ricos, como Peralta, el conde de la Granja y algún otro, podían darse la satisfacción de imprimir sus obras literarias. Lo que abundaba era la impresión de sermones y libros devotos, amén de los certámenes, fiestas reales, exequias panegíricas, autos de fe, informes de los intendentes y corregimientos, y otras publieaciones que, como éstas, se hacían bajo el amparo oficial y á expensas del real tesoro.

El periodismo no nació sino en la última década del siglo con el Diario de Lima, al que sucedió el Mercurio Peruano; pues aunque en 1770 existía la Gaceta, ésta sólo daba á luz noticias y documentos que la en-