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Ricardo Palma

zarro que se trajesen en trahilla indios de los alrededores de la ciudad para que sirviesen de albañiles.

El cacique do Huunsa y Carampoma so negó tenazmente á cumplir una orden que humillaba la dignidad de los suyos; y en la imposibilidad die oponer resistencia al despótico mandato, prefirió á ser testigo del envilecimiento de sus súbditos, enterrarse en una cueva, cuya boca hizo cubrir con una gran piedra labrada.

Hoy mismo, siempre que los indios de la provincia de Huarochiré celebran sus fiestas, llevan flores y provisiones que colocan sobre dicha piedra y consideran el nombre del cacique como el de un genio protector de la comarca.

II

GRANOS DE TRIGO

Doña Inés de Muñoz, que en primeras nupcias easó con Martín de Alcántara, hermano uterino de D. Francisco Pizarro, y que al enviudar contrajo matrimonio con el acau lalado D. Antonio de Rivera, caballero de Santiago, fué la primera dama española que hubo en Lima. Al fallecimiento de su segundo marido, que la dejú heredera de pingüe for tuna, consagró ésta á la fundación de un monasterio en el que entró monja, alcanzando al morir (en 1594) á la edad de ciento once años.

¡Vivir fué!

Cuentan de doña Inés (si bien no falta autor que haga á la viuda del capitán Chávez, que murió defendiendo á Pizarro, protagonista de esta historieta) que sus deudos de España, á quienes ella no olvilaba favorecer con gruesos donativos de dinero, la enviaban, siempre que oportunidad se presentaba y por vía de agradecido agasajo, tres ó cuatro cajones conteniendo frutos escasos ó desconocidos en el Perú.

Hallábase de visita en casa de ella el marqués gobernador, en momen tos que á doňa Inés entregaban una remesa llegada de Cádiz, y la amable dama invitó á su cuñado á comer, para el día siguiente, una olla podrida en que los garbanzos, judías, chorizo extremeño y demás articulos regalados campearían en el plato.

Hizo la casualidad que, al abrir uno de los cajones, se fijase doña Ins en unos pocos granos de trigo confundidos entre los garbanzos; y ella y