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Tradiciones peruanas

HILACHAS

Las Ailackas, más que pequeñas tradiciones, son, eu puridad de verdad, apuntaciones históricas y chismografía de viejas. Hay en ellas cosas frívolas al lado de noticias curiosas. El autor ha deshilachado tela de algodón y tela de seda y formado un ovillo ó pelota de hilachas.

I

LOS CACIQUES SUICIDAS

La provincia de Cotac—pumpas (llano de mineros) estaba en los tiempos del último inca dividida en dos cacicazgos, cuyos límites mareaba la cordillera de Acca—cata.

El más importante de los cacicazgos era conocido con el nombre de Yanahuara y su vecino con el de Cotaneras. Aún existen, en ruinas, los dos palacios que habitaron los respectivos señores feudales.

El cacique de Yanahuara touía ya rounida inmensa cantidad de oro para contribuir al rescate de Atahualpa, cuando recibió la noticia de que los españoles habían dado muerte al soberano. El cacique mandó construir entonces una escalera de piedra que le sirvió para transportar al tesoro á la empinada cueva de Pitic; luego hizo destruir la escala y se entorró vivo en aquella inaccesible altura.

Los naturales agregan que en ciertos aniversarios fúnebres se ve, en medio de las tinieblas de la noche, un ligero resplandor, que para ellos representa el espíritu do su cacique vagando en el espacio.

En la época de los incas se sacaba mucho oro de los terrenos auríferos de Cotac—pampas; y aún es fama que en 1640 trabajaban cuatro portugue ses la mina Hierba uma con pingüe provecho. Una noche armóse entre ellos grave pendencia, recurrieron á las armas, muricron tres, acudió la justicia, y el portugués que quedó con vida, para no caer preso acercó la lámpara á un barril de pólvora, cuya explosión ocasionó el derrumbe de la mina.

En el primer año de la fundación de Lima dispuso D. Francisco Pi-