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Tradiciones peruanas

Pero David era de la pasta de que se hacen los valientes, y lejos de amilanarse, se armó con dos piedras. El del poncho avanzó frenético esgrimiendo el puñal, mientras el granuja retrocedía sin volver la espalda al riesgo, guardando una distancia de pocas varas entre el y su adversario y como quien busca el momento y la posición precisa para jugar el todo por el todo.

De pronto el muchacho alzó el brazo á la altura de la cabeza, el hombre del poncho dió una vuelta como peonza y cayó para no levantarse más.

David había descalabrado á Goliath.