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Y he aquí, en resumen, la historia y el significado de este lingote de hierro que sirve de asentador, fragmento del primer riel extendido en tierra argentina...

¡Benditos los tiempos en que, con la sencillez de cotumbres de la época, un vecino de la Merced entraba al pasar en casa de su convecino el Gobernador, le invitava sin ceremonia ni etiqueta á acto tan trascendental, con estas palabras:

— Si el señor gobernador quiere clavar hoy un pedazo de hierro, empezará la obra más benéfica para el país.


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Hombre práctico, poco dado á frases, no pronunció largo discurso al asestar el primer martillazo en la vía férrea que hoy llega á los confines de la República, siendo en esta América la que más extensión mide, ni derramó champagne sobre los rieles, á guisa de agua bautismal, imprescindible en ceremonias semejantes.

Tenía un granito de esa fe, que sembrada desde la cuna, germina en el transcurso de la vida, y esparce consuelo hasta en los postreros días.

Por esto, al retirarse del despacho de gobierno, entró aquella tarde en la Capilla de San Roque, arrodillándose sobre la tumba en que reposan los restos de su abuelo, cristiano viejo, benefactor de la Iglesia, y dió gracias por haberle