EL GOBERNADOR «MANO DE PLATA»
I
¿Conocen ustedes al general Pata-Gallina? —nos preguntaba cierto día en la Biblioteca de Lima nuestro ilustrado amigo D. Ricardo Palma.
« Fué la de ese nombre la tradición que más sinsabores me ha proporcionado.
» Desde entonces, proseguía, en todas mis crónicas disimulo cuanto es posible nombres y sobrenombres históricos de personajes que no siempre lo fueron; pero como, al fin, crónica es lo que relato, tan parecidos suelen encontrarse los aparecidos, que con harta frecuencia la nativa malicia pone los puntos sobre las íes, que usar suelo sin puntos, y héteme provocado el conflicto.
» Peliagudo oficio se va haciendo el de meterse en atolladeros por exhumar antigüedades.
» Pierda usted trabajo, tiempo y paciencia en desenterrar empolvados señorones, llenos de telaraña, vestidos á la antigua y hablados á la misma, que no reportará honra ni provecho.
» Apenas habrá familia en Lima á quien no haya recordado alguno de sus ascendientes por ella misma ignorados, haciendo resaltar, en honor al país, á la historia y á la moral los méritos ó los medios méritos de abuelos tan olvidados, dejando á sobra sus sombra, por aquella piedad mal entendida de que, respecto á muertos, sólo se debe recordarlo bueno.
» ¿Y creerán ustedes que se me ha demostrado mucho agradecimiento?