adelante su obra de propaganda literaria en esta sección de la América, aun en circunstancias en que la indiferencia pública condenó á sus apóstoles á vegetar entre paredes de hielo...
Pastor Servando Obligado nació en Buenos Aires el 26 de octubre de 1841. Hijo del primer Gobernador constitucional de dicha provincia, durante cuya administración se consolidó el orden público, iniciándose la era de reformas materiales é intelectuales que dieron luego resultados admirables, es nieto del doctor Manuel Alejandro Obligado, que fué Secretario de Estado en el Departamento de Hacienda, bajo el Directorio de los generales Álvarez Thomas, Balcarce, Pueyrredón, Rodríguez y Las Heras (1812-1822).
Dedicado á la carrera de sus antecesores, obtuvo en 1862 las borlas del Doctorado en la Universidad de Buenos Aires. Un año después, pronunciaba en el teatro de Colón, en presencia de los generales de la Independencia, su aplaudido discurso contra el bombardeo del Callao por la escuadra española, el que reproducido por la prensa local, lo fué también en París por Torres Caicedo en el Correo de Ultramar.
Aunque refractario á la política por sus inclinaciones que lo impelían á diverso teatro, como se ha dicho, sin embargo, cuando en momentos de peligro creyó afectada la vida libre y política de la patria, á la par de otros jóvenes de su generación, tomando una espada en sus manos de ciudadano, concurrió como voluntario, batiéndose en dos campañas en el interior de la República, y también á una guerra sangrienta provocada por el extranjero, siendo el corolario de tal situación que se alistara transitoriamente en la prensa militante, como colaborador, fundador ó corresponsal, ya en Buenos Aires, el Rosario ó Corrientes, en cuyos clubs vibró su palabra ante la multitud entusiasta y encrespada.
Propagandista de la educación pública desde 1864, luchó por su difusión, estableciendo escuelas en los cuarteles y hasta en el centro mismo de la pampa, á la vez que estudiaba otro problema, á saber: la reglamentación de la corriente de inmigrantes que afluía á nuestras playas — convencido de la trascendencia de ambos factores en el futuro nacional.
En 1871 emprendía un jira por Europa, Asia, África y América, la que duró tres años, siendo hasta entonces el primer argentino que diera la vuelta al mundo, dejando como jalón de aquélla su Viaje á Oriente, publicado en la época.
Cinco años más adelante, con motivo de su visita á la Exposición de