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66 POLÍTICA DOMÉSTICA

El primer poder que se estableció entre los hom- bres fué el paterno; en las primeras edades de la hu- manidad no había más reyes que los padres de fami- Iia; y así como las familias fueron origen y modelo de las ciudades, de Ios reinos y de toda la sociedad hu- mana, de igual modo la autoridad paterna fué tipo y dechado de la autoridad social.

En todos los siglos y en todas las naciones, el tí- tulo de padre del pueblo es el más glorioso de los tí- tulos conferidos á los jefes de Estado; siempre y en todas partes, la autoridad pública ha merecido las bendiciones de los hombres, cuando ha sido pa- ternal.

El título de jefe de un Estado es título de padre, y todo el mundo reconoce que la obediencia debida á los poderes públicos no tiene otro fundamento en la ley de Dios, que el precepto de honrar á los pa- dres. En verdad que el gobierno más perfecto es el más paternal, que los gobernantes superiores, cua- lesquier que sean, deben estar formados según el mo- delo de los padres, y que el primer magistrado de una nacion es jefe por deber en el Estado, como el padre lo es por derecho en la familia.

Hay tanta grandeza en la paternidad, que los hom- bres no tienen mejor título que dar á aquel de sus se- mejantes que ha sido para ellos un salvador, ó que ha fundado alguna gran institución; llámanle pa-