POLíTlCA DOMÉSTICA 31
nerales. Esta superioridad de instrucción cientifica y práctica mantiene la superioridad intelectual de los hombres. Ellos poseen también más ideas abstrac- tas y más hechos particulares, y en esto consiste la extensión de su inteligencia.
Otra ventaja de los hombres es tener más conti- nuidad en las ideas, porque tienen menos movilidad en las impresiones, y, como poseen mas conocimien- tos generales, son más capaces de razonar.
La mujer razona menos: Casi toda su razón es de- sentimiento; á un argumento incontestable, responde con un rasgo de imaginación ó de pasión; el razona- miento la impacienta ó la domina, y tan fácil es, en alguna ocasión, engañarla con un sofisma, como di- ficil convencerla con un raciocinio.
En fin, la tercer ventaja que los hombres tienen respecto á la mujer consiste en la imparcialidad, esto es, en la disposición para juzgar sin prevención ni pasión. Sin duda que los hombres se dejan extraviar por sus pasiones; pero no se ven tan á menudo enga- ñados por ellas, como la mujer por las suyas; ó, en otros términos, se engañan más voluntariamente.
No les es tan fácil cegarse hasta el punto de no ver la diferencia que existe entre lo que es necesario, conveniente y útil por sí mismo, y lo que no lo es si- no con relación á lo que desean. Además, si bien tienen pasiones, no son tan apasionados; en ellos la
