POLÍTICA DOMÉSTICA 273
la paz doméstica; lejos de ser avara es generosa, porque posee recursos que ella adquiere por su ofi- ciosidad, y distribuye con acierto lo que el trabajo gana; es enemiga de la miseria, y la evita en su propia casa, y en la ajena la remedia; es, en fin, hermana de la beneficencia.
Encierra en sí misma la economía tantas otras virtudes, que ella bastaría para que cuantas pet- sonas llegaran á conocerla bien, se decidiesen á practicarla. Como demostración de esta verdad, sirva el ejemplo de una señora en quien se ha efectuado un completo cambio de ideas sobre este asunto; pues era enemiga declarada de la economía, de la cual es ya partidaria entusiasta. Esta seño- ra, procedente de una familia distinguida, había recibido educación esmerada, pero desconocía las ventajas de la buena administración económica de los intereses domésticos. Durante su juventud, estu- vo completamente dedicada al cultivo de su inteli- gencia, sin que su madre, dama muy principal, procurase imponerla en los pormenores que cons- tituyen la más propia y constante ocupación de la mujer. Dé su matrimonio á su viudez, fué corto el tiempo trascurrido. Ya viuda, dueña de una fortuna considerable, y no arreglando sus gastos sino á medida de su capricho, manejaba sus inte- reses con el descuido peculiar dé una persona que
