206 POLÍTICA DOMÉSTICA
motivo en sus preferencias, ni otro móvil en sus acciones, que el amor del lucro, fuera de todo lo que es afecto, moralidad y virtud? ¿No es eso, en fin, envilecerlos, rebajándolos hasta la condi- ción de una mercancía que se entrega al último pujador? Además, con tan viciosa manera de obrar se hace absolutamente imposible obtener informes sobre la conducta y cualidades del suge- to; en efecto, ¿cómo pedirlos al amo del sirviente que ha sido sobornado, qué garantías puede ofre- cer éste, qué lazos morales le unirán á la familia> Antiguamente el servicio doméstico era, más que oficio, un lazo moral; el criado se unía á su amo, como la yedra al árbol; profesábale un afecto que á veces llegaba á la abnegación; formaba, por de- cirlo así, parte de la familia; entraba en la casa, siendo joven aún, y no salía de ella hasta la muer- te. Actualmente, el criado no está unido al amo por ningún lazo, ni siquiera por el del interés material; espera siempre ganar más en cambio de trabajo menos obligatorio; recibe sólo en dinero lo que en otro tiempo recibía en atenciones y buenos tratamientos; vive con egoismo, y, por una con- secuencia necesaria, se queda aislado, sin apoyo ni consuelo en la vejez, y muere en la tristeza que la imprevisión lleva en pos de sí.
El servicio doméstico se halla constantemente