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176 POLÍTICA DOMÉSTICA

ideal que una imaginación engañada presenta comio el único razonable. La variedad de gustos, de in- clinaciones y de hábitos es una de las leyes que Dios ha establecido para el gobierno del mundo moral; por lo tanto, la pretensión de arreglar vo- luntades ajenas, según el modelo determinado las más de las veces por ilusiones, es quimérica. Equivócase, miserablemente, la mujer que califica de extravagante á su marido, porque éste tiene gus- tos que ell. no comprende. Nada es menos conve- niente para conseguir que una persona acepte ajeno modo de serftir, que ofenderla en su amor propio: herido este sentimiento perdona con dificultad, aparte de que el consejero que da forma epigramática ásus indicaciones, nunca produce impresión agrada- ble. En ciertas circunstancias, es una necesidad el hallarse en disposición de poder dar consejos que sean escuchados. Jamás debe una mujer atacar de frente los defectos de su marido, ni olvidar que para ejercer sobre el carácter de él una influencia duradera, le es necesario salir del limitado círculo de sus impresiones personales. Lo que más ca- racteriza á un espíritu mezquino es la falta de com- prensión de todo lo que en él no existe, de todo lo que él mismo no ha sentido, de todo lo que á su imaginación no se ha presentado: de aquí esos

hábitos exclusivos y ese despotismo que algunas