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iglesia del monasterio de San Agustín, á medio día, estando las puertas de la iglesia cerradas[1], y creció el fuego tanto, que en pocas horas se abrasó toda la ciudad por ser edificada de madera, con pérdida de mucha ropa y hacienda, y algunas personas que peligraron, y se volvió á edificar con mucha necesidad y trabajo, de que quedaron los Españoles muy pobres y necesitados.

De lo tratado por el mariscal Gabriel de Ribera en la Corte, lo que principalmente se siguió fué (aunque entonces en ella no se sabía la muerte del gobernador don Gonzalo Ronquillo) mandar fundar audiencia Real en la ciudad de Manila; cuyo presidente fuese gobernador y capitán general en todas las Filipinas. Y para ello, se hicieron los despachos necesarios, dando la presidencia al doctor Santiago de Vera, alcalde de la Audiencia de Méjico, natural de la villa de Alcalá de Henares, que pasó á las islas con el socorro ordinario de la Nueva España, llevando juntamente el sello real de la Audiencia y los oidores que su Magestad enviaba, y fiscal y demás oficiales y ministros para la dicha Audiencia. Los oidores y fiscal fueron los licenciados Melchor de Avalos, y Pedro de Rojas, y Gaspar de Ayala por fiscal, y á cabo de dos años después vino por tercer oidor don Antonio de Ribera.

  1. Tuvo por causa las luces del túmulo que habían levantado para las honras de don Gonzalo Ronquillo. Éstas se hicieron nueve días después, el 19, ó mejor, el 20 de marzo de 1583.