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miento del Dios verdadero[1] y rebaño de la iglesia Cristiana[2] en que hoy viven, gobernados en paz y justicia, civil y políticamente, al abrigo y amparo de su real brazo y poder, de que carecían[3], cubiertos de ceguedades tiránicas y crueldades bárbaras con que el enemigo del género humano los labró y cultivó para sí mucho tiempo[4].

De aquí ha venido á estenderse el cetro y corona de España, por todo lo que mira el Sol, desde que nace hasta que se pone, con gloria y resplandor de su poder y magestad; mas que otra de los Príncipes de la tierra, con ganancia de innumerables almas para el cielo, que ha sido su principal intento y caudal. Y á vueltas de muchas riquezas y tesoros que goza, junto con las memorables hazañas y victorias que ha alcanzado, con que por todo el universo se ensalza y celebra su alto nombre, y el esfuerzo y valor de sus vasallos, que en esto han entendido y derramado su sangre.


  1. Antes esto se podía decir, pero ahora puede tacharse de presuntuoso porque nadie tiene el monopolio del verdadero Dios, ni el privilegio de invención, ni hay nación ni religión que puedan pretender ni probar haber dado la definición del Criador de todas las cosas y conocido su verdadero ser.
  2. Solamente se ha podido convertir una parte, pues aun tenemos á los mahometanos del Sur, á los Itas, Igorrotes y demás infieles que existen en la mayor parte de las Islas, así como continúan fuera de la Religión Cristiana los habitantes de las islas que el Gobierno perdió, como Formosa, las Molucas y Borneo, y si bien en las Carolinas hay cristianos, débense á los Protestantes, á los cuales ni los católicos del tiempo de Morga, ni la mayor parte de los de nuestros días, consideran como cristianos.
  3. Esto no es exacto. El mismo Morga dice más adelante, al hablar de las invasiones piráticas de los del Sur, que antes de la llegada de los Españoles, las islas estaban armadas y se defendían, que después como fueran desarmadas, los piratas las pillaban á mansalva viéndose en ocasiones desamparadas por el Gobierno, lo cual fué motivo de muchos alzamientos.
  4. Filipinas tenía una civilización moral para aquella época muy adelantada, como se verá en el capítulo octavo de esta obra.