Página:Sucesos de las islas Filipinas por el doctor Antonio de Morga (edición de José Rizal).djvu/339

Esta página ha sido corregida
— 293 —

Fuera destas casas, que son lo comun, y de personas de menos cuenta, hay casas de principales, fabricadas sobre árboles, y harigues gruesos, de mucho aposento y servicio, bien labradas de madera y tablazon, fuertes y grandes, alhajadas y pobladas de lo necesario, con mucho mas lustre y sustancia que las otras; pero, cubiertas como las demas de hojas de palma, que se llama nipa, que defiende mucho del agua, y del sol, mas que la ripia ni la teja aunque con mas peligro de incendios.

No habitan los bajos de sus casas los Naturales, porque crían en ellos sus aves y ganados, por la humedad y calor de la tierra, y por los muchos ratones, que son muy grandes, y perjudiciales, para las casas y sementeras del campo; y porque como de ordinario las tienen, fabricadas á la marina, y en orillas de ríos y esteros, se bañan los bajos de agua, y así los dejan abiertos.

En todas estas islas no había reyes ni señores que las dominasen, al modo de otros reynos y provincias[1]; sino que en cada isla y provincia della se conocían muchos principales, de los mismos Naturales, unos mayores que otros, cada uno con sus parcialidades y sujetos, por barrios y familias, á quienes obedecían y respetaban; teniendo unos principales amistad y correspondencia con otros, y á veces guerras y diferencias[2].

  1. En lo que hacían bien, porque, dada la falta de rápidas comunicaciones, si el gobierno de todas las islas residiese en una sola mano, y una sola voluntad, y para todas las cosas tuviesen que acudir y consultar á un punto, se paralizaría mucho la vida en los pueblos. En nuestros tiempos sucede que mientras se consulta á Manila para componer un puente, se pasan meses y años, y cuando viene el decreto, se encuentra con que ya del puente no queda nada, ni los estribos siquiera. Y quien dice de puente dice de otras cosas. Además, dadas las circunstancias de entonces, si la suerte de las islas dependiese de una sola persona, se expondrían muchas suertes y muchas vidas; dependerían muchas fortunas de la voluntad de un solo hombre, que puede ser ignorante, brutal, ambicioso, codicioso y que no conozca ni ame á los súbditos que gobierna.
  2. Según se deduce de esto las relaciones de amistad eran más comunes que las guerras.