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buscar por el oro; y dicen, lo tienen mas á recaudo en la tierra, que en sus casas[1].

En las demas islas hay la misma copia de minas, y lavaderos de oro; especialmente en los Pintados, río de Botuan en Mindanao, y en Sebú, donde se beneficia y labra una mina, llamada de Taribon, de buen oro, y si la industria y trabajo de los Españoles se convirtiese en el beneficio del oro, se sacaría tanto de cualquiera destas islas, como de las provincias que mas en todo el mundo; pero, atendiendo á otras granjerías mas que á ella, como en su lugar se dirá, no se trata desta de propósito.

En algunas costas destas islas hay ostia de perlas[2]; particularmente, en los Calamianes, y se han sacado algunas, gruesas y muy netas y orientales. Tampoco se trata deste beneficio, y en todas partes en las conchas de los ostiones ordinarios se hallan granos de aljófar y ostias tan grandes, como una rodela, de que se labran cosas curiosas. Así mismo, hay tortugas de mar muy grandes en todas las islas, que las conchas las benefician los Naturales, y las venden por mercadería, á los Chinos y Portugueses, y otras naciones, que vienen á buscarlas, y las estiman mucho para curiosidades que dellas hacen.

En cualquiera destas islas, en las costas, se cría mucho caracol blanco, menudo, que llaman Siguei; cójenlo los Naturales; y véndenlo por medida á los Sianes, Cambojas, Pantanes, y otras naciones de la tierra firme, donde sirve de moneda, y con ella se rescata, como en la Nueva España con los cacaos.

Los cuernos de los carabaos es mercadería para la China, y los pellejos de venado, palo colorado, para el Japon; de todo se aprovechan los Naturales, con estas naciones, y sacan dello mucho interese.

  1. ¡Y á fé que tenían razón!
  2. Conchas madreperlas.