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PRÓLOGO.

como no tienen preocupaciones antifilipinas, es de suponer que un día fraternicen con los de la colonia, si se informan del verdadero estado de ella. Pero para esto se necesita también la ayuda del gobierno cuidando que ya la juventud del reino se informe y se instruya en la geografía y etnografía de Filipinas. Es muy triste, y quizás más que triste, observar que la juventud de países que no tienen colonias como mi patria austríaca, está mejor instruida en general sobre Filipinas que la juventud y (en parte) hasta la burocracia peninsular. Es tristísimo, y quizás más que tristísimo, que España que reina sobre 6 ú 8 millones de malayos, no tenga ni un colegio ni una academia malaya ú oriental (los seminarios de los frailes son empresas exclusivas de corporaciones particulares é internacionales); es imprudente, y quizás más que imprudente, que los empleados de Filipinos funcionen como aprendices, pues no entienden los idiomas y las ideas de sus súbditos, no pudiendo salir del estado de aprendices porque aún cuando no les tocase la cesantía, permanecen pocos años (¡los gobernadores un trienio!) en su destino. Es una monstruosidad de consecuencias trascendentales, si cada petition of Right de los Filipinos se considera como un acto filibustero, que compromete la integridad de la patria. Todo eso sirve solamente para dar pábulo al filibusterismo y para separar á la colonia de su metrópoli. Todos los enemigos y adversarios de la asimilación de los Filipinos conseguirán lo mismo que consiguieron los consejeros del Rey Carlos X de Francia en el año de 1830.

Estas observaciones son el fruto de la lectura de tus notas, y es el deseo de mi alma que tu libro encuentre en España un círculo de lectores que no se deshagan en imprecaciones, sino que sepan deducir de la lectura, que los Filipinos de la realidad no corresponden al desfigurado retrato que pintan los frailes y vuestros enemigos. Si entonces no atienden á los Filipinos, las Filipinas se perderán, pero por culpa de ellos. Pretenden ser nobles y no saben ser justos; pretenden ser una nación superior, y no entienden seguir una política prudente; temen las ideas separatistas y obligan á los Filipinos á buscar su refugio en la revolución. Dios quiera que no se realicen estas