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ron en Calilaya, quemaron la iglesia y todo el pueblo, y cautivaron de los Naturales muchas personas de toda suerte. De allí pasaron al pueblo de Valayan[1], á hacer lo mismo, que con la nueva que el Oydor tuvo en Manila, del enemigo, ya lo tenía en defensa con cincuenta Españoles y un capitan y algunos navíos, que fué causa para que no se atreviesen á entrar en el pueblo, ni en su bahía, pero atravesaron á Mindoro, y en la poblazon principal hicieron grande presa de hombres, mujeres, y niños de los naturales, tomándoles su oro y ropa, y quemándoles las casas y la Iglesia, donde cautivaron al racionero Corral, cura de aquella doctrina, con que llenaron sus navíos, y otros que allí tomaron de cautivos, oro y ropa, estando en el puerto de Mindoro tan despacio, como si fuera en su tierra; que es veinte y cuatro leguas de Manila. El capitan Martin de Mendía, prisionero destos corsarios, se ofreció por sí y por los demas Españoles cautivos, que si le dejaban ir á Manila, traería el rescate de todos, é iría con él (ó lo enviaría dentro de seis meses) al río de Mindanao; donde no, que volvería á su poder[2]. El principal, que venía en la armada por cabeza, vino en ello con ciertas posturas y condiciones, y hizo que los otros cautivos escribiesen, para que se cumpliese lo acordado; y con esto le dejó salir de su armada, y vino á la ciudad, con cuya relacion, el Oydor envió municiones, navíos, y mas gente á Valayan, de la que allí había; con orden de que sin detenerse, saliesen tras del enemigo, que lo hallarían en Mindoro. El capitan Gaspar Perez, que en Valayan tenía esto á cargo, no salió con la brevedad que convino, para que hallase al enemigo en Mindoro, que cuando llegó, había seis días que había salido de aquel puerto, cargado de navíos y presas la vuelta de Mindanao. Fué en su se-

  1. Balayang.
  2. Este Marco Atilio Régulo de nuestras interminables guerras púnicas no fué, como su modelo, consecuente con su promesa.