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grande, vidros, vestidos de Castilla, miel, algunos tibores[1], y otras cosas de que se sabía gustaría Daifu, volvió luego á Japon donde siendo bien recibido de Daifu, le dió entender lo que traía, y como su criado Chiquiro había sido bien despachado del nuevo gobernador, y no era posible menos de que se habría perdido, pues no había parecido en tanto tiempo, y le dió lo que llevaba, con que holgó mucho.

A los primeros días que el gobernador entró en su gobierno, halló en el astillero de Cabit dos navios grandes, que los estaban acabando, para hacer su navegacion aquel año á Nueva España. El uno, de don Luis Dasmariñas, que por asiento que tenía hecho con don Francisco Tello su antecesor, había de ir con carga de mercaderías. Y el otro, llamado el Espíritu Santo, que habian fabricado don Juan Tello de Aguirre, y otros vecinos de Manila, y había de hacer viaje, con las mercaderías de aquel año, por cuenta de los fabricadores, quedando el galeon por de su Magestad, llegado á Nueva España, por asiento y contrato hecho con el mismo gobernador don Francisco Tello. Don Pedro de Acuña se dió tanta prisa en poner á la vela ambos navíos, que con la carga que habían de llevar, los echó del puerto, en primeros de Julio del mismo año de seiscientos y dos, yendo en el Espíritu Santo por general, don Lope de Ulloa, y por cabo de JESUS MARIA, don Pedro Flores. Ambos prosiguieron su viaje, en treinta y ocho grados, tuvieron grandes temporales, que estuvieron muchas veces para perderse, y alijaron mucha parte de las mercaderías que llevaban. La nao JESVS MARIA arribó con trabajo á Manila, habiendo estado en la isla de los Ladrones (sin poder pasar de allí) mas de cuarenta días, en los cuales, tuvo

  1. Estos serían los preciosos tibores antiguos que aun ahora se encuentran en las Filipinas, de color pardo oscuro, que Chinos y Japoneses estiman muchísimo, y de los cuales nos habla Morga en el Cap. VIII. Véase la nota.
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