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que era lo que pretendía, salieron al encuentro los Españoles repartidos en tropas, arcabuceando á los enemigos, y diéronles tanta priesa, que les obligaron á volver á espaldas vueltas, á embarcarse en sus caracoas, y con tanta confusion, que mataron muchos Mindanaos, antes que se pudiesen embarcar. El capitan Juan García de Sierra, que andaba á caballo, se empeñó tanto en los enemigos, á la lengua del agua, que (cortándole las piernas á la yegua en que iba, con los campilanes) vino á el suelo, donde lo mataron. El enemigo se embarcó, con mucha pérdida de los suyos, y hizo alto en la isla de Guimaraez[1], que está á vista de la villa, y así hizo reseña de su gente, heridos y muertos (que no fueron pocos) y entre ellos uno de los mayores principales, y cabezas de gente, y haciendo muestras de mucho sentimiento y dolor, salió la vuelta de Mindanao, tocando sus campanas y tifas, sin detenerse mas en Pintados, llevando desta jornada poco provecho y ganancia, y mucho daño y pérdida de su gente y reputacion, que llegados á Joló y Mindanao se sintió mucho mas; y se trató, para enmendar este suceso, á la moncion[2] primera, volver con mas gente y armada sobre los Pintados, y lo acordaron.

Tratando atrás de las cosas del Japon, se llegó á decir la pérdida de la nao de San Felipe en Hurando, en la provincia de Toza; y el martirio de los religiosos descalzos de San Francisco, en Nangasaqui: y salida de los Españoles y religiosos, que allí habían quedado, sino fué Fr. Gerónimo de JESVS, que mudado el hábito, se entró escondido la tierra adentro, y como despues de haber respondido Taicosama al gobernador de Manila, con don Luis Navarrete su Embajador escusándose de lo sucedido; se había movido (á persuasion de Faranda Quiemon y sus valedores) á enviar

  1. Gimaras.
  2. Monzón.
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