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los reynos y provincias donde llegaban[1]; y les dijeron tantas cosas, que bastaran á destruirlos, si el Virrey y Mandarines no miraran la causa desapasionadamente, que conocieron ser odio y enemistad declarada de los Portugueses; y que les movía desear que los Castellanos no tuviesen contratacion en China, por su propio interese. Llegó el negocio á tanto, que puesto en justicia, se puso silencio á los Portugueses de Macan

con graves penas corporales[2]; y á los Castellanos se dió y señaló puerto en la misma costa, llamado el Pinal, doce leguas de la ciudad de Canton, en que entonces y siempre pudiesen venir y surgir, y poblar por propio suyo, con chapas[3] y provisiones bastantes para ello. Con lo cual don Juan de Zamudio entró con el navío en el Pinal, siendo allí muy proveido de todo lo necesario por los Chinas á precios moderados, yendo y viniendo los Españoles por el río á Canton, en lorchas y champanes á hacer sus empleos. Los días que en el dicho puerto se detuvieron, en la ciudad fueron siempre bien acogidos y hospedados en casas dentro de los muros, andando por las calles libremente y con armas, cosa muy nueva y particular en China, con forasteros, de que los Portugueses (con quienes no se hace), estaban tan maravillados y envidiosos, que procuraban

  1. Si alguna nación pudiese tener derecho de acusar á los Castellanos de levantarse en los reinos donde entraban, sin duda que no lo serían los Portugueses: las crueldades que éstos cometían en sus colonias y en las Molucas, á donde arribaron como náufragos y fueron amparados y bien recibidos, asesinando en cambio á sus bienhechores, impeliendo á los pueblos á luchas horribles y fratricidas, para apoderarse de sus territorios; los envenenamientos, traiciones, asesinatos descarados é inhumanidades sin cuento, como salar y cuartear al sultan Haïr, un rey amigo, noble, generoso, asesinado traidora é inicuamente mientras confiado visitaba á su verdugo que se fingía enfermo, esas hazañas de naciones civilizadas entre pueblos salvajes, los Españoles nunca las han sobrepujado, al menos en el Oriente, y eso que cometieron también crueldades é infinitas vejaciones.
  2. ¿Se les puso silencio á fuerza de palos ó solamente con la amenaza? La frase resulta ambigua.
  3. De Chop, edicto según Stanley.