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gan algun merecimiento. Y confiado en esto, nuestro Señor á v. m. guarde, y en mayor estado acreciente como este servidor de v. m. en sus cosas desea; de Camboja á veinte de julio, de mil y quinientos y noventa y ocho años, de v. m. servidor, Blas Ruiz de Hernan Gonzalez.


Con esta nueva y despacho que vino de Camboja, se entendió en Manila el buen efecto que se había seguido, de la quedada de Diego Belloso y Blas Ruiz en aquella tierra, y animándose mas don Luis Dasmariñas á la empresa que tenía puesta en práctica, la trató con mas calor; y porque todavía se dificultaba de la justificacion con que podía entrar en Camboja, con gente de guerra (á mas que á favorecer, y acabar de asentar en su reyno á Prauncar, y dejarle predicadores), se dijo por su parte, que habiendo cumplido con lo dicho, con el favor necesario del mismo rey de Camboja, pasaría al reyno de Champan su vecino, á apoderarse del por su Magestad, echando de allí un tirano, que lo señoreaba, enemigo comun de todos aquellos reynos; y que desde una fortaleza que tiene junto á la mar, salía á todos los navegantes, y los robaba, y cautivaba, y tenía hechos otros muchos delitos, muertes y robos, en Portugueses y otras naciones, que les era fuerza pasar por sus costas, á las contrataciones y viajes, de China, Macan y Xapon y otros reynos, de que estaban hechas bastantes informaciones; por las cuales, los teólogos y juristas, tenían dada por justificada la guerra contra Champan, y la conquista de sus tierras; y que este puesto era de no menos importancia, para los Españoles, que el de Camboja[1].

Consultado lo que acerca de esto parecía mas con-

  1. De manera que se quería conquistar el reino de Camboja, en el fondo, y sólo se daba el pretexto de la guerra con Champan que los Teólogos de Manila admitían como justa por ser el rey tira-