Página:Sub Terra.pdf/84

Esta página ha sido corregida

sa que despedia un olor penetrante de carne quemada, era el cuerpo del injeniero jefe. La punta de la gruesa barra de hierro habíale penetrado en el vientre i sobresalia mas de un metro por entre los hombros Con la terrible violencia del choque, la barra se habia torcido i costó gran trabajo sacarlo de allí. Retirado el cadáver, como las ropas convertidas en pavesas se deshacian al mas lijero contacto, los obreros se despojaron de sus blusas i lo cubrieron con ellas piadosamente. En sus rudas almas no habia asomo de odio ni de rencor. Puestos en marcha con la camilla sobre los hombros respiraban con fatiga bajo el peso aplastador de aquel muerto que seguia gravitando sobre ellos, como una montaña en la cual la humanidad i los siglos habian amontonado soberbia, egoismo i ferocidad.