Página:Sub Terra.pdf/80

Esta página ha sido corregida

un moceton alto i robusto, se acercó i con tono resuelto, dijo:

— Yo iré allá si hai quien me acompañe. Es cobardia abandonar así a los compañeros. Puede haber alguno vivo todavia.

— ¡Si, si! Vamos!, esclamaron una veintena de voces.

El capataz trató de disuadirlos, diciéndoles que era correr inutilmente a una muerte casi segura. Que hacia mas de dos horas que se habia producido el estallido i que por consiguiente los jefes i camaradas estaban sin duda alguna, muertos i bien muertos. Pero, viendo que no le escuchaban accedió para evitar mayores desgracias a lo propuesto por el obrero, quien despues de una violenta disputa, pues todos querian ser de la partida, elijió tres acompañantes, con los cuales se puso inmediatamente en marcha.

A la entrada del túnel los cuatro hombres se arrodillaron e hicieron la señal de