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se agolpáron a las puertas i ventanas de sus viviendas i fijando sus azorados ojos en las construcciones de la mina, presenciaron llenos de espanto algo como la repentina erupcion de un volcan.

Bajo el cielo azul, sereno i límpido, sin asomo de humo, ni de llamas, los maderos de la cábria arrancados de sus sitios por una fuerza prodijiosa, fueron lanzados hacia arriba en todas direcciones: una de las jaulas de hierro, recorriendo el angosto tubo del pozo, como un proyectil el ánima de un cañon, subió recta hasta una inmensa altura.

Los moradores de la poblacion minera, en su mayor parte mujeres i niños, se abalanzaron en confuso tropel hácia el pique, donde todo era confusion i desórden: los obreros corrian de un lado para otro, despavoridos sin hallar qué hacer. Mas la presencia de ánimo del capataz de turno los tranquilizó un tanto i bajo su direccion