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EL GRISÚ

A la entrada de un pazadizo que conducia a las nuevas obras en esplotacion, el jefe cuva atencion estaba fija en los revestimientos dió la voz de alto i dirijiendo el foco de su linterna hacia arriba comenzó a examinar las filtraciones de la roca, picando con una delgada varilla de hierro los maderos que sujetaban la techumbre. Algunas de esas vigas presentaban curvas amenazadoras i la varilla penetraba en ellas como en una cosa blanda i esponjosa. El capataz con mirada inquieta contemplaba en silencio aquel exámen presintiendo una de aquellas tormentas que tan a menudo estallaban sobre su cabeza de subordinado humilde i rastrero hasta el servilismo.

— Acércate, ven acá, ¿Cuánto tiempo hace que se efectuó este revestimiento?

— Hará un mes señor, contestó el atribulado capataz.

El injeniero se volvió i dijo:

— ¡Un mes i ya los maderos estan podri-