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LA COMPUERTA NÚMERO 12

—He visto que en la última semana no has alcanzado a los cinco cajones que es el mínimun diario que se exije de cada carretero. No olvides que si esto sucede otra vez, será preciso darte de baja, para que ocupe tu sitio otro mas activo.

I haciendo con la diestra un ademan enérjico, lo despidió.

Los tres se marcharon silenciosos i el rumor de sus pisadas fué alejándose poco a poco en la oscura galeria. Caminadban entre dos hileras de rieles cuyas traviesas hundidas en el suelo fangoso trataban de evitar alargando o acortando el paso, guiándose por los gruesos clavos que sujetaban las barras de acero. El guia, un hombre jóven aun, iba delante i mas atras con el pequeño Pablo de la mano seguia el viejo con la barba sumida en el pecho, hondamente preocupado. Las palabras del capataz i la amenaza en ellas contenida habian llenado de angustia su corazon. Desde algun tiempo