Remijio que contemplaba la escena con mirada torva vió a la moza volverse hácia él con rapidez, mirarlo de alto a abajo i soltar, enseguida, una estrepitosa carcajada. Luego, desasiéndose de los brazos que la retenian echó a correr acometida por una risa loca.
El ofendido mozo se quedó como enclavado en el sitio. Una llamarada le abrasó el rostro i enrojeció hasta la raiz de los cabellos. Cegado por el coraje avanzó algunos pasos tambaleándose como un ebrio.
En direccion al pozo caminaba Valentin cantando a voz en cuello una insultante copla:
El tonto que se enamora
Es un tonto de remate
Trabaja i calienta el agua
Para que otro tome el mate.
Remijio con la mirada estraviada lo siguió. Solo un pensamiento habia en su cerebro: matar i morir i en el paroxismo de