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No olvides nunca un favor, Ni recuerdes los agravios Ja gratitud es de sabios, De ignorantes el rencor.
XIX. Honrarás a tu padre ia tu madre.
En el conocimiento perfecto de nuestra santa relijion encon- trareis lodas las bases de la virtud, esto es, el amor de Dios, el respeto a los padres, a la autoridad soberana, a las leyes de mues- tro país, a la propiedad del prójimo. Ela os enseñará que la caridad cristiana nos manda amar i tratar bien a nuestros seme- jantes, socorrer a los pobres en sus necesidades, respetar i con- solar a los ancianos * i cuidar a los desvalidos ¿ a los enfermos. Tambien os enseñaré cuanto importa huir de ta pereza, de la habladuría i de la inurmuracion, que es su consecuencia; sabreis el odio que debemos tener a la calumnia i con cuanto ahinco debe evitar una jóven modesta los pasatiempos que la separan del cum- plimiento de sus obligaciones.
Seguid, pues, aprendiendo lo que enseña la relijion; i al paso que estudieis la historia del antiguo i nuevo testamento, grabad en vuestro corazon, tanto como en vuestra memoria, las palabras del Evanjelio, cumpliendo exactamente con los deberes que nos impone nuesira santa madre la iglesia... Las sabias instrucciones que se os han dado acerca de esle punto tan importante al ense- ñaros el catecismo, os proporcionan todos los medios necesarios para trabajar en bien de nuestra alma, siguiendo el camino de una vida tranquila i feliz, porque la felicidad es siempre la recom- pensa dela virtud.
“Es enla tierra el anciano Viva imájen del Señor, Por eso quien le venera Al venerarle ama a Dios