Página:Suarez Tesoro Ninias.djvu/30

Esta página no ha sido corregida

—-B—-

Supo que la señora Ducormier acababa de caer enferma. Todo lo abandonó por acudir a donde ella estaba. Desde aquel :20- mento fué decayendo cada día la salud de la enferma. Sufrió un violento alaque al pecho que le hacia esperimentar frecuentes sofocaciones, en términos que se inhabilitó para trabajar á entre- garse a ninguna ccupacion séria.

El peso del establecimiento i los quehaceres de casa recayó sobre Adele, que, en su viva i afectuosa gratitud hácia la enfer= ma, le prestó lus servicios que exijía su situacion.

Como la enfermedad se prolongó por mucho tiempo, llegó un dia en que la señora Ducormier no tuvo como satisfacer sus necesi- dades; vióse obligada a vender casi todos los efectos unos tras otros. Todos los objetos de comodidad de la casa desaparecie- ron, i todo presentó luego el aspecto de la desnudez i de la miseria.

Adela proveyó a todo; no se desanimó ni con los sacrificios que estaba obligada a imponerse diariamente; no abandonaba el tra- bajo sino para cuidara la enferma, ise levantaba mui a menudo de noche para procurarle el alivio que exijia su situacion.

A veces la enferma, sintiéndose mejor, queria ponerse de nuevo a trabajar; pero el mal estado de suvista era la causa de que Adela se viese forzada a deshacer lo que su maestra habia hecho ia empezarlo de muevo, — Verdad es que para esto se ocultaba de ella aguardando a que se quedase dormida para no causarle pesar,

La pobre enferma, durante los ocho meses que precedieron a su muerte, mo dejó un momento su lecho. Adela no quiso con- sentir que la llevaran al hospicio, agotó sus propios recursos i empeñó sus muebles para subvenira os gastos necesarios.

Lo que hace admirable esta abnegacion esque no duró algunas semanas, algunos meses, sino doce años eonseculivos sin que el celo de aquella virtuosa jóven hubiese desmayado un solo ins- tante.