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noce tanto la urbanidad i finura de una persona como en la mesa, * i poresta razon, callando otras recomendables prendas de Eduvijes, referiré solo lo que hizo un dia que la convidaron a comer fuera de su casa.

Al verse en medio de una reunion de elegantes convidados, redobló su atencion, procurando observar cuanto ejerutasen. No se fué a encaramar en el asiento que mas le gustaba, sino que esperó a que, colocados todos los sujetos en sus respectivos asien- tos, le designase el suyo el dueño de casa. — Bien colocada en su silla, desdobló su servilleta, puso a la derecha el tenedor i la cuchara i empezó a servirse de ellos, sin manosear ni hacer ruido.

Comia con delicadeza, sin atascarse la hoca ni mascar a dos carrillos, sin manifestar ansia ni mirar los platos ajenos. Cuando tenia que beber, Iragaba primero la comida i se limpiaba la boca, lomando el vaso con una sola mano, aunque con pre= caucion.

Asi llegó con toda felicidad hasta los postres, creyendo que nadie la observaba, mas no sucedió asi; porque el dueño de casa, que hacia los honores de la mesa, habia estado, al disimulo, observando sus movimientos, i notando entónces que Edavijes dirijía ojeadas de complacencia hácia la fruta que habia sacado, sin atreverse a lomar ni a pedir nada, a pesar de la tentacion, escojió una pera esquisita que, mondada i partida por él, sirvió en un plato a la niña, haciendo con motivo de este obsequio un elojio público de las prendas de Eduvijes.


Buen porle i nobles modales Abren puertas principales. La niña bien educada

Por do quiera es estimada.

  • Enla rosa 3 en el juego

La educacion se veluego.