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Y la encantadora niña tomó de la mano a la pobre abando- nada, encaminándose a su casa en compañía de una sirvienta que no habia hecho mas que oir i callar. Luego que vió a su smadro, le dijo:

—Mamá, te traigo una niña a quien su padre ha abandonado de intento; ¿quieres que se quede en casa? Tú eres mui buena para conmigo, i ya ves, con lo que me dán todos los dias habrá lo suficiente para las dos.

Los deseos de la jenerosa niña han sido satisfechos, como de- bian serlo, por su padrei su madre, horrados artesanos a quie- nes el trabajo i la economía suministran lo necesario para vivir concomodidad. —Laabandonada niña, vestida con los trajes de su hermana adoptisa, va a ser enviada al colejio; ia juzgar por la sencilla gratitud que manifiesta, puede creerse que el honrado matrimonio que la ha recojido no tendrá que arrepentirse de su jenerosidad.

IX. Eduvijes.

No hay cosa que tanto guste en las niñas, ni que tanto prevenga en su favor como el esmero que algunas ponen en manifestarse corteses i bien educadas. * Á este desvelo debia la niña Edu- vijes el estar bien quieta en todas las visitas, tertulias o concur- rencias aun de personas mayores, i el ser citada como modelo a los otras niñas de la misma edad. Por supuesto, siempre se presentaba con el vestido aseado, la cara i las manos limpias, conociéndose el cuidado que en esto ponia, cuando iba por la calle o se sentaba en alguna visita. ** En ninguna parle se co-

  • La instruccion i cortesia

Són prendas de gran valia.



  • En sitios de concurrencia

Preséntase con decencia.