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vijilaba en la enfermería, en la botica; su caridad, su actividad, bastaban para cuidar a mas de doscientos de aquellos infelices enfermos.

He aqui, amables niñas, un bello ejemplo de abnegación i de caridad. Esta sublime virtud no se practica, pues, solo con los buenos, sino que tambien estiende su mano a loda clase de per- sonas, sin distinguir relijion, edad ni sexo.

ML Elvira.

Una niña Momada Elvira, no solo incurria mui a menudo eu un esceso de curiosidad, sino que tenia el vicio de Locar, revolver i escudriñar todo lo que veía capaz de escitar sus curiosos deseos. Ya habia conocido por su propia esperiencia cuán peligrosa podia ser en algun caso esta mala costumbre, i mas de una vez bobia llevado un fuerte coscorron en la cabeza, al abrirse de improviso una puerta, detras de la que ella se hallaba escuchando o atisban- de por la cerradura. *

Todavia peor fué lo que le sucedió un dia, en que, habiendo encontrado abierta la puerta de un pequeño gabinete, donde su padre tenia reunidas sus colecciones de objetos de historia natu- ral, a cuyo estudio era sumamente aficionado, se puso a revol- verlo i manosearlo todo. — Aconleció, pues, que encima de la mesa habia una cajita cerrada ¡ Elvira se acercó a ella ¡ la abrió sin precaucion algnna. Inmediatamente salió una linda mari- posa que, desplegando sus mutizadas álas, empezó a revololear por el jardin. Absorta se quedó la niña al ver una mariposa tan bonita; pero, conociendo al instante la indiscrecion que habia


  • No procureis informaros

De tos negocios ajenos; Sin parecer misteriosa Disimulad bien los vuestros,