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del mundo ia consagrar vuestros dias al servicio de Dios, * el homenaje mas puro que podeís oftecerle es entregaros 2 una de esas órdenes fundadas para alivio de la desgracia. ¿Qué empleo mejor para una alma piadosa, que abrazar un estado en el cual os constituis a la vez hija de lus ancianos sin asilo, enfermera de los pobres, imadre de los huérfenos?
Mas, para seguir un impulso fan laudable, guardaos de dejar a vuestros padres sumidos en el dolor ¡el abandono, La ma turaleza ¡la relijion están de acuerdo para mandaros preferir los deberes de hija tierna i virtuosa, a aquellos mismos cuyo cumplimiento seria lan dulce a vuestra piedad.
Y
Hortensia.
Yo conozco una señora que tiene una hija, llamada Horten- sia, la mejor del mundo, pues jamas ha hecho mal a nadie, ni auna los animalos". Vió un dia, estando de paseo, que unos muchachos ihan a echar al rio nn perrito que llevaban atado con una soga; i aunque era: feo ¡estaba cubierto de lodo, sia embargo, Hortensia tuvo compasión de él, i dió una moneda alos muchachos para que Je diesen el perro. Preguntóle en- tónces su criada: «¿Para qué quiere Ud. ese perro tan des- preciable?—Asi es, dijo Hortensia; pero tambien es desdichado, ¡si lo abandono jo, nadie tendrá eompasion de él.» Mandólo lavar, imetiéndolo al coche, lo llevó a su casa. Burlábania todos con el perro; mas esto no impidió que Hortensia con- sorvase el pobre animalito. Habrá ocho días que, estando en su cama ya medio dormida, saltó a ella el perro, i a toda prisa
“El estado reiioso Lon vocacion es dichoso.
“Quien maltrata 4 un animal No muesira hueo malural.
