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Una simpática fibra Al pesari a la aliccion. Que no da sustento al hombre, Ni a la desnudez vestido, Ni da la mano al caido Ni da a la injuria perdon. Por el que en mirar se goza Su puñal de sangre rojo, Buscando el rico despojo, 0 la venganza cruel. 1 por el que en vil libelo Destroza una fama pura, Ten la aleve mordedura Escupe asquerosa hiel. Por el que surca animoso La mar, de peligros llena ;

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Por el que arrastra cadena,

I por su duro señor.

Por la razon que, leyendo

En el gran libro, vijila;

Por la razon que vacila;

Por la que abrasa el error. Acuérdate, co fin, de todos

Los que penan i trabajan,

] de todos los que viajen

Por esta vida mortal.

Acuérdate del malvado

Que a Dios blasfemando irrita.

La oracion es infinita:

Nada agota su caudal.


ANDRES BELLO. XL.

La fe.

NIÑA b

Por qué, papá, yo no veo e esta diminuta lor

Toda su grande hermosura ?

PADR]


.— Miralg con atencion.

yiña.— No puedo, a la simple vista Descubrir tanto primor. Papag,— Pues toma este mieroscopio.

xu3a.— ¡Qué admirable perfeccion

En sus infinitos pétalos! ¡ Cuánto brillante color 1

tamb


¡Qué

res tan delicados!

in este instrumento, yo

Tal maravilla no viera: paone.— Es verdad, La ereacion

Tiene abismos de bellezas

Que no siempre sondeó

La vista humana, hijo mio.

Pero, en el Sumo Hacedor,

Hermosuras hai mas altas,

De un órden

Sobrenatural,

mas superior, divino;